«El Mercadillo de Marina Rubicón superó mis expectativas. Llegué temprano un miércoles y pude disfrutar de una experiencia única. La variedad de productos artesanales es impresionante: compré una pulsera de piedra volcánica y un precioso chal de cashmere. El ambiente es relajado, con vistas preciosas al puerto.
Los vendedores son amables y algunos ofrecen productos realmente originales. Me encantó pasear entre los puestos, observando las creaciones locales. El único pero es que algunos productos son similares entre sí, pero eso no quita la magia del lugar.
Después del mercadillo, disfruté de un café en uno de los restaurantes de la marina. Sin duda, repetiré la experiencia en mi próximo viaje a Lanzarote.»
